Estafadores inmobiliarios con certificados de libertad
La Policía está tras la pista de una red delincuencial experta en fraudes inmobiliarios que opera en el área metropolitana y que sin usar armas ni amenazar a sus víctimas, termina apoderándose de grandes sumas de dinero, justificadas en la venta de un bien inmueble que no le pertenece y que negocia con documentos falsos.
Según las autoridades, los estafadores ubican bienes raíces que están en venta o en arriendo. Luego de conocer la ubicación exacta, se dirigen a la Oficina de Instrumentos Públicos, donde pagando $1.500 y entregando la dirección del inmueble, les suministran el número de matrícula inmobiliaria.
Con este serial, en otra ventanilla de la misma oficina, solicitan un certificado de libertad y tradición, que vale $13.900 y se lo entregan sin restricciones a quien simplemente lo pague. En este documento, está consignado todo el historial del inmueble y en la última hoja figura el actual propietario y su número de cédula.
Luego, el experto en fraudes procede a falsificar una cédula en la cual figuran los datos del dueño del inmueble, extraídos del certificado de libertad y tradición. En la foto del documento figura el delincuente, cuyo plan es suplantar al verdadero dueño para empezar a vender la propiedad.
El siguiente paso de los delincuentes es dirigirse a una Notaría, donde pagan por una copia de la escritura correspondiente al inmueble que pretenden vender. Con este documento, que al igual que con el certificado de libertad y tradición se lo entregan a quien lo pague, queda estructurada la estafa y empiezan a ofrecer la casa en clasificados de prensa e Internet.
Uno de los casos
Así, bajo esta modalidad, los delincuentes vendieron la casa que una familia estaba arrendando en el barrio La Salle, avaluada en $200 millones.
La vivienda estuvo desocupada durante un mes, tiempo suficiente para que la banda de estafadores hiciera de las suyas y después de hacer todo el proceso antes descrito, empezara a ofrecerla a través de clasificados: “Casa para la venta en La Salle, dos pisos, bonita, se aceptan propuestas”.
La casa llamó la atención de una pareja que de inmediato se comunicó con los supuestos dueños y empezaron a negociarla, a espaldas del verdadero dueño que estaba ofreciendo el inmueble en arriendo en una inmobiliaria. El ofrecimiento de los compradores fue $30 millones en efectivo y el traspaso de un lote, avaluado en $130 millones.
Mientras la vivienda estuvo desocupada, los embaucadores llevaron un cerrajero y lograron sacar copia de la llave de la puerta principal. Esto para poder ingresar y mostrarles la casa a los potenciales compradores, con el fin de que el engaño no despertara sospecha alguna.
“La señora que iba a comprar la casa hizo hasta un video del inmueble por dentro. Ellos creyeron que en verdad estaban negociando con los verdaderos dueños”, dijo la propietaria de la vivienda.
Finalmente el negocio se concretó en una Notaria de la ciudad, donde tras firmar las escrituras, los compradores entregaron $30 millones en efectivo y realizaron el traspaso del lote.
Días después, cuando un hijo de los compradores pasaba frente a la casa que sus padres habían comprado y a la que aún no se mudaban, observó que la vivienda estaba habitada, por lo que los llamó y les informó. Al constatar qué había pasado les informaron que quienes estaban allí eran los arrendatarios y que la casa nunca estuvo en venta por sus verdaderos dueños.
“Hemos tenido que hacer varias diligencias comprobando con documentos que la casa es nuestra y que nunca la vendimos. Son vueltas engorrosas, que quitan tiempo y hasta dinero. Verdaderamente lo sentimos por las personas que cayeron en la estafa y esperamos que las autoridades los capturen a los responsables”, acotó la verdadera propietaria de la vivienda.
En la mira
Tanto en la Fiscalía seccional como en la Sijín, trabajan en varios casos relacionados con este tipo de estafas.
“Estas bandas pueden obtener ganancias mensuales que superan los $100 millones. En algunos casos las víctimas no denuncian, porque son tan confiadas que hacen negocios de palabra y luego se quedan sin la plata y sin el inmueble”, indicó uno de los investigadores.
A la fecha cursan varias investigaciones contra dos bandas, dedicadas exclusivamente a la denominada ‘estafa inmobiliaria’.
Publicada porREDACCIÓN JUDICIAL
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